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"BODAS DE SANGRE"

22/11/2013
TEATRO TRIBUEÑE



El Teatro Tribueñe nos acoge una vez más con estas "Bodas de Sangre". Nada en Tribueñe es convencional; uno de sus rasgos distintivos es la intensidad y la emoción casi litúrgica con las que afrontan cada reto escénico. Con Lorca es difícil, por conocido y representado, escalar cimas. El texto es poderoso; los personajes son arquetipos atávicos; el lenguaje, de eficacia conceptista; los símbolos, de recurrencia siempre nueva; la trascendencia, universal.


Nos sorprende el cosmopolitismo de este montaje: dirección rusa (Irina  Kouberskaya), música oriental, danzas mediterráneas, lenguaje visual sin fronteras. A pesar del localismo argumental y de los símbolos, metáforas y cromatismo lorquianos tan reconocibles, su tema carece de adscripción geográfica. Precisamente este montaje potencia su vertiente más global.



¿Dónde radica la diferencia con otras "Bodas"? En la renuncia voluntaria al tópico. El texto fluye con la naturalidad de un destino ineludible. Todo, con resonancias casi bíblicas, está ya escrito y sucede lo que debe suceder. La libertad individual no existe, los personajes son símbolos, juguetes en manos de fuerzas telúricas que los abocan a destinos ya sugeridos desde la primera escena. Pero, sobre todo, están la magia de un espacio que nos adopta como elementos constituyentes de ese rito llamado teatro y, por supuesto, un reparto tan numeroso como rico en entrega, profesionalidad y calidad: citamos a Mª Luisa (madre tan intensa como la tierra que pisamos), a Miguel, a Nereida (agradecemos su esfuerzo físico e intelectual), a José Luis, a Alejandra, a David (esa eternidad en la mirada y en la voz...), a Irene, a María, a nuestra querida, admirable y admirada Inma Barrionuevo (con la sabiduría de lo permanente), a Tábata (aún vibra su voz, aún nos conmueve su actuación)... Si existen la catarsis y los ritos iniciáticos, hoy lo hemos presenciado. Aderezado todo con la hipnosis de una belleza dolorosa y con una emoción inefable, no nos resistimos a una segunda visita. La comunión escenario-público-actores es no sólo posible, sino algo ya esperado y logrado. Enhorabuena.

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