Han sido curiosas las
reacciones que ha provocado “Emilia”: se han manifestado tantos puntos de vista
distintos y distantes que al final ha resultado ser una experiencia muy enriquecedora como
espectadores de teatro. Contemplar una representación no significa que tengan
que dártelo todo mascado y digerido, y aquí es donde resulta más intrigante
esta obra, en lo que ha ocurrido en la
vida de estos personajes y nunca acaba de explicarse. Todo es intuido,
imaginado y es precisamente esa opción que nos dan para recomponer situaciones difíciles
en sus vidas lo que nos deja completamente descolocados, angustiados, y más
cuando los comportamientos se oponen al sentido común.
Claudio Tolcachir nos lanza desde el
escenario un mundo de sentimientos tortuosos y entrelazados que se necesitan
con desesperación y nos llega hasta la butaca descompuesto en cientos de piezas
que nosotros mismos debemos recolocar en nuestra mente para llegar a comprender
tanta reacción desesperada, tanta agonía de amor. Aquí nadie es inocente y a la
vez son todos víctimas de su propio interior: se palpa el sufrimiento
individual de cada personaje.
Gloria Muñoz nos lleva de la
mano a través de la historia de un encuentro con aquel niño que en el pasado
representó algo más que un simple trabajo como cuidadora. Y lo hace de una
manera tierna, suave incluso, cuando se enfrenta a los momentos más oscuros.
Pero, en el fondo, tampoco es tan inocente esta Emilia, ya que su amor, su
manera de entender el amor, la llevan a tapar más de lo necesario.
Malena Alterio nos impregna
y vapulea con una Carolina evadida, derrotada y sufridora que se convierte en
un simple contenedor de sueños rotos, pero que durante años alimenta una
mentira para sobrevivir. Maravillosa Malena, que en esta ocasión convierte la
contención de sentimientos en un arma de doble filo que nos desarma.
Unos correctos Daniel Grao y
David Castillo, aunque el personaje de este último, Leo, inquieto e inquietante,
es el que más cuesta aceptar, ya que escapa a la lógica que un ser de su edad muestre
comportamientos tan infantiles y caprichosos a pesar de sus circunstancias
vitales.n
Y por encima de todos, Alfonso
Lara encarna un Walter eternamente sufridor y consciente de sus desgracias, pero en lucha constante por mantener sus lazos
familiares; un personaje abocado a la desgracia que deambula entre el olvido de
una infancia hiriente y el monstruo que va creciendo en su interior.
Emilia no es una obra fácil ni cómoda, pero es imprescindible verla, ya que motiva al espectador.
Autor y dirección: Claudio Tolcachir
Interpretación: Gloria Muñoz, Malena Alterio, Alfonso Lara, Daniel Grao y David Castilloue
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