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"CENIZAS" o Dame una razón para no desintegrarme

16/10/2013
LA CASA DE LA PORTERA



Todo es gris: luz gris, ceniza gris, vida gris.  Gris es el color del vacío, de la incomunicación, de una búsqueda desesperada de identidad, de palabras que se dicen para uno mismo, nunca para ser escuchadas, de miradas que miran pero no ven.

Las relaciones humanas pueden llegar a ser asfixiantes. Si no se respeta la distancia, se acaba el oxígeno, se termina la vida.
Estamos rodeados de ritos, de compulsiones, de alienaciones que ahogan el crecimiento personal. El aislamiento implica el juego de identificaciones pasivas, impuestas, en una endogamia que sólo puede acabar con la aniquilación. Cuando la culpa nos inunda, nada es posible.

La música es hipnótica, la iluminación sugerente, la actuación entregada, el texto (Pablo Messiez y Guillem Clua) íntimo y hermoso. Aún perviven los ecos de tantas frases lapidarias, de tantos silencios culpables. La Casa de la Portera sigue apostando por el riesgo en épocas que buscan seguridades ficticias y en esta ocasión la danza y la expresión corporal invaden estos espacios ya vocacionalmente nuestros. Arriesgada es la actuación de Chevi Muraday y Alberto Velasco; arriesgada y muy valiente, con una intensidad que sobrecoge.

Y de nuevo nos cubre una nube de cenizas grises. La muerte no es negra; también es gris.

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