“BARROCAMIENTO”: Encantamiento en el Siglo de Oro. Hemos asistido a un
ritual imposible, tan contradictorio como el barroco mismo, en el cual
coinciden tres seres singulares, tres almas libres, para narrarnos sus
peripecias vitales. No es fácil ser
mujer en el siglo XVII, y mucho menos si, desde un trampolín como la
aristocracia, se pretenden romper los moldes ancestrales de unos roles
impuestos pero no asumidos.
Aquí se reivindican el papel redentor de la
cultura, la superación personal y la rebeldía como rasgo de autoafirmación en
las voces de tres grandes mujeres, por ello ignoradas, censuradas, perseguidas
y siempre incomprendidas en un siglo en el que su gran pecado fue competir
involuntariamente con gigantescas plumas masculinas cuya sombra aún oscurece
otras luminarias; demasiados soles no pueden coexistir, al menos en el mismo
cielo.
Tres escritoras, tres, de distintos orígenes, Sor Juana Inés de la
Cruz, María de Zayas y Feliciana Enríquez, nos invitan a acompañarlas en una
noche intemporal, tan intensa como sus propias vidas, en la que recorremos sus
textos con un marcado tono autobiográfico. Tras esta experiencia cronológica,
nos parece reconocernos en una época y una sociedad no tan distintas de las
actuales, con prejuicios, injusticias e incomprensiones diferentes, pero sorprendentemente
equiparables.
Alicia, Rocío y Zaloa, maravillosamente humanas, con una formación de
teatro del bueno, nos transportan con su palabra, gestos y miradas a una época
que sigue siendo la nuestra; nos introducen en sus realidades, que no son ajenas,
y nos hacen disfrutar de las paradojas del lenguaje barroco, del juego de los
contrastes, de un arte que aún brilla en nuestra esencia, en nuestra decrepitud
de, como un retablo, dorados superficiales y austeridad interior, pureza
esencial y diálogo personal. Hemos disfrutado como hace mucho; hemos recordado
que los clásicos son fundamentos, cimientos de estructuras contemporáneas. No
podemos, no debemos olvidar de dónde venimos; nuestra identidad está ahí;
nuestro futuro también. Hemos de apoyar con nuestro aplauso y nuestro respeto
un hallazgo tan eficaz como loable, un estímulo tan generoso y gratificante.
Ocurre muy pocas veces, pero ayer se produjo una perfecta comunión
entre autor (Fernando Sansegundo, directamente
a los altares), las actrices (convertidas en trinidad de la interpretación) y el
público (feligreses extasiados desde el primer momento). Y todo ello amparado
por la sabiduría, a pesar de su juventud, de la programación de una sala
(Nave73) llamada a convertirse en templo de cultura y arte.
Después de leer el comentario que abre esta pagina, no se me ocurre nada mas, estoy tan de acuerdo con todo lo dicho por ¿?, que me veo incapaz de aportar nada mas, ciertamente fue una tarde a recordar y una persona como yo que se "apunto" al feminismo a las 14 años, al descubrir "hombres necios que acusáis a la mujer sin razón" ver esta obra ha sido una experiencia inenarrable, sobre todo para mi que soy una muy pobre narradora. Todos y todas las personas-personajes que han hecho posible esta obra, autor, directora, actrices merecen mi mas profundísima admiración. me gusta el teatro y veo mucho teatro, pero en mi cuadro de honor, tengo un muy pequeño numero de obras, desde ya, Barrocamientos ha pasado a formar parte este cuadro.
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