“La Puerta Estrecha”, ya
desde San Mateo 7:13, suena a dificultad, a catarsis para alcanzar la
salvación, la redención. Nos encanta abandonar las selvas urbanas para perdernos
en laberintos esclarecedores. Nuestra Puerta Estrecha es una frontera entre la
Calle Amparo y nuestra conciencia, entre un mundo que nos desconoce y nuestros
propios universos privados. Es arquitectura de interiores: tras fachadas
exentas hay belleza esencial. Su programación es seria, profunda, sincera,
litúrgica. Su convicción sobrecoge; sus ecos vibran perennes.
Siempre hay que fijarse en los títulos:
nombres descriptivos, narrativos; nombres
simbólicos, evocadores, desconcertantes, llamativos… Ahora, una mezcla
de todo ello nos desborda en una conjunción espacio-temporal imposible: “La Noche justo antes de los
Bosques”. Bernard-Marie Koltès nos tiene ya acostumbrados, desde su hermetismo,
a cocktails fuertes, de sabores inquietantes y efectos retardados. Va
sedimentando estratos, empleando la palabra como pretexto, para crear
atmósferas densas. Es atractiva su fascinación hacia los tipos marginales. En
este caso, un “extranjero” de inocencia ultraterrena viaja a lo largo de toda una noche, nos
salpica con su intimidad, se desnuda, se desdobla, juzga, sentencia, derriba
las barreras y convenciones sociales y nos interroga, en un recorrido circular,
sobre lo absurdo de todo lo que nos rodea. Hay rechazo, hay inadaptación, hay
muchas pulsiones, hay mucha vida.
De nuevo, José Gonçalo Pais atraviesa
nuestra mente y nuestros deseos con una sinceridad insultante y primitiva en
este monólogo con el que dialogamos todos. Nos seduce con su mirada, con su
voz, en este difícil ejercicio. Una vez más, en un encuentro con el público,
compartimos complicidad también con César Barló, director joven, sabio y eficaz,
domador de espacios, atmósferas y recónditas armonías. Es perfecto el uso de
cámaras, proyecciones y músicas al servicio del concepto global.
Eva
(Varela Lasheras), a la entrada, nos abraza y, como siempre,
con su voz (bendita voz) y sus silencios, nos recuerda que ésta sigue siendo
nuestra casa. Sabíamos que la sala siempre promete apuestas exigentes. Hoy no
se queda atrás. Hoy sigue, heroicamente, hablando a nuestra conciencia de amor,
de relaciones, de soledad, de belleza, con dificultad y profundidad
intelectual. Gracias por tanto compromiso, por tanta verdad.
Interpretación: José Gonçalo
Pais
Dirección: César
Barló
Producción : Alma Viva Teatro
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