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"ANTÍGONA"

08/03/2013
 NAVES DEL MATADERO


3 comentarios:

  1. Es raro que me decepcionen los montajes de Las Naves del Matadero y normalmente ya voy preparado porque sé que lo que van a ofrecer siempre es diferente. Por supuesto cuentan con un espacio enorme donde es fácil jugar con muchos elementos aunque precisamente por ello los actores corren el riesgo de parecer monigotes perdidos. Pero no es el caso. Me ha gustado bastante esta re-interpretación de la versión de "Antígona" de Jean Anouilh. Obviamente hay elementos que se me pierden y me gustaría que el director nos explicara.
    Si he de ponerle peros a esta obra es a la falta de pasión por parte tanto de Antígona como de Creonte. Les faltaba fuerza, empuje. Yo quería sentirme desbordado por la energía y la lucha de Antígona contra el poder establecido y quería un Creonte que me hiciera temblar sólo con oir su voz. Pero no fue así.
    Y lo que me pareció fuera totalmente de lugar es ese numerito del pasodoble y el cartel de ESPAÑA. Simplemente creo que menosprecia la inteligencia del público a la hora de establecer paralelismos.
    Jesús.

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  2. A mi personalmente me cautivó un Creonte cínico, cansado, que no se cree su papel de tirano. Y toda la obra me parecío una delicia. En cuanto al final, puede parecer un insulto a la inteligencia, pero también es encarnar la obra. En vez de España, yo habría puesto las fotos de todos y cada uno de los espectadores para vernos reflejados en Creonte, ya que muy pocos tendríamos algo de Antígona. Saludos

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  3. Había leído previamente la obra griega de Antígona, me gusta mucho el teatro clásico y, si somos observadores, sus personajes y situaciones se repiten actualmente. La obra de Jean Anouilh refleja el inconformismo de la juventud ante las leyes, como vemos en el personaje de Antígona. Bajo mi punto de vista, la actriz de esta representación tiene mucha fuerza.
    La versión de Rubén Ochandiano llevándola a un escenario negro, inmenso, desnudo casi salvo los columpios, que deben reflejar los vaivenes de la vida, resulta magnífica. Sorprende la entrada de los personajes en escena a través de una puerta desdibujada, el haz de luz. Y el pianista al fondo, dando apoyo al "cantautor" francés, una delicia.
    A mí, como interiorista, me pareció fascinante esta puesta en escena.
    El pasodoble final, la verdad, creo que sobra; puede ser un contrapunto a las canciones francesas.
    Pero me quedo con la esencia de la obra: ojala todos defendiéramos nuestro sentido de la justicia como hace Antígona ante Creonte, aunque en ello le vaya su propia vida. Marta

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