Un acierto elegir la antesala del teatro Lara para hacer esta representación ya que el sitio se adecua perfectamente a la trama de la historia y ayuda bastante a situarte en aquellos años 30 y 40. Sobre todo con esa escalera que le da tanto juego a la actriz protagonista cuando nos deleita con uno de los mejores momentos de la obra.
Una sobresaliente Natalie Pinot que nos engancha desde los primeros minutos y hace que esta Louella nos caiga simpática incluso cuando muestra su cara mas amarga. Y es aquí donde yo pondría un pero a esta obra. Primero, no sé el motivo por el que han decidido que la obra dure unos escasos 60 minutos que repercuten en la parte inicial. Demasiado acelerada. Pero en lo que quería hacer hincapié es en las sensaciones que produce la recreación de este personaje. Me parece correcto que nos cuenten sus inicios que explican en parte su comportamiento posterior. El problema es que hacen de ella una mala simpática por la que sentimos verdadera lástima incluso en sus últimos momentos, pero... ¿Y el mal que causó?. Esta señora fue el azote de su época para el mundo del cine americano y por su culpa rodaron muchas cabezas. Me hubiera gustado ver representado lo que en realidad era Louella Parsons: Una verdadera hija de puta.
Por supuesto, esta es la versión y visión de Secun de la Rosa y en conjunto resulta un refresco de lo más apetecible para estas noches veraniegas. Bastante recomendable.
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